Lunes, 18 de junio de 2012
CrÃtica: MS1. Máxima Seguridad
Título: MS1: Máxima Seguridad
Título original: Lockout
Directores: James Mather, Stephen St. Leger
Género: ciencia ficción, acción
Fecha de estreno: 15 de junio
Intérpretes: Guy Pearce, Maggie Grace, Peter Stormare
MS1: Máxima Seguridad, trailer final español
MS1: Máxima Seguridad, primeros cinco minutos y póster
¿Debo ir a verla? 



Simpática y macarra, pero podría haber sido eso y más.
MS1: Máxima Seguridad es la típica película de Luc Besson en su faceta de productor. El director galo, que tampoco es nuevo en el género de la ciencia ficción -acuérdense, si quieren, de ‘El quinto elemento’- otorga a todas sus producciones de género un cierto número de elementos constantes que, lejos de subrayar una autoría determinada, van dirigidas justo a lo contrario. Guiones telegráficos, factura llamativa pero justa, duración escueta, un tono abiertamente violento -cuando no sensacionalista- pero también cómico… Son características compartidas por películas como ‘Venganza’ -todo un éxito internacional del que ahora se rueda secuela-, ‘Desde París con amor’, ‘Colombiana’… y mil películas más (incluyendo la saga infantil de los minimoys), que aproximan sus divertimentos a las modestas orgías de serie B o videoclub de tiempos pasados. Dicho de otro modo, que la evidente mediocridad de sus espectaculos europeos a lo Hollywood siempre me pareció, y me parece, simpática y hasta necesaria en términos puramente industriales.
MS1: Máxima Seguridad amplía el escenario de muchas de esas películas, que esta vez es una enorme prisión espacial repleta de los reclusos más peligrosos del planeta. Y quizá ahí comienzan sus problemas. La factura visual del producto es de lo más adecuada teniendo en cuenta sus limitaciones… salvo cuando la acción busca ampliarse fuera de los márgenes del rodaje en estudio. Los efectos visuales y de sonido de la cinta de Mather y St. Leger se aproximan más a los ambientes de cómic de ‘Sin City’ que a los de una sudorosa película de acción y músculo, sin que los realizadores acierten -o se planteen- aproximar las texturas de ambos cines de una manera audaz. De la misma manera, el héroe vacilón interpretado por Guy Pearce, que parece guiarse por motivos tan egoístas como finalmente desinteresados, tiene la mejor fibra del Snake Plissken creado por Kurt Russell y John Carpenter para ’1997: Rescate en NY’ y su secuela, y el igualmente mítico John McClane de Bruce Willis en la saga ‘Jungla de Cristal’. Pero pese a lo bien que está el actor -de hecho, descubrimos una nueva faceta del heterogéneo Guy Pearce- las frases escritas en dos tardes por Besson y la pareja de directores no le convierten en un rebelde con causa, sino en una caricatura poco adulta de aquellos referentes.
Probablemente tampoco era la intención de Besson reflexionar sobre la condición humana del cowboy espacial, sino amenizarnos ochenta minutos de nuestra vida con una cinta de acción que tampoco pierde el tiempo en presentar un elaborado diseño de producción, sin ambiciones, directa y bastante macarra. Nada en la película, al fin y al cabo, nos pide que nos tomemos demasiado en serio lo que ocurre en pantalla. Objetivo cumplido, pero precisamente lo eficaz de algunas situaciones, y lo brillante de sus referentes (desde la mencionada ‘Rescate en NY’ a ‘La Roca’ o ‘Jungla de Cristal’) nos hacen pensar que, en esta ocasión, Besson ha tirado un montón de económicas posibilidades de subversión macarra -es decir- genuina serie B- por la ventana de la dichosa cárcel.



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