Festival de Sevilla 2011. Palmarés: Siempre feliz, una ganadora de risa

Como casi todos los demás festivales de cine, el SEFF pasa por un momento delicado, con recortes presupuestarios y quejas de los amos de la tijera, fans del Domingo de Ramos con un cubata en sus manos y el traje de luces (eso sí que es un arte con mayúsculas). Con un público que acude masivamente a ver todo tipo de películas, agotando muchas sesiones, y unos invitados de sobrado prestigio, el certamen tiene en su mano su continuidad. Ojalá que la logre, porque esta ciudad se lo merece, aunque para no echar por tierra su imagen debería contratar a más de un técnico de sonido para la gala de inauguración y no permitir (es broma) que el jurado concediera el premio principal a una chorrada como Siempre feliz. ¿Esto no se puede impugnar?

Opino que no había casi ninguna película peor a la que darle el Giraldillo de Oro que a Siempre feliz. No digo que fuera la más mala de las elegidas (Kënu y Love in the medina tendrían algo que decir al respecto) pero es tan convencional, tan previsible, tan poco sugerente, que no puedo entender que nadie se enamore de ella como para darle un premio de esta categoría (40.000 euros del ala para Golem, su distribuidora en España). Estamos ante un crowd pleasure en toda regla, así que habrá a quién la decisión no le moleste demasiado, pero francamente, toda la parte del film dedicada al niño africano es de una compasión indignante.

Otras dos que han salido bien paradas. Shame se lleva dos premios. Steve McQueen, que va a ser un nombre importantísimo en esto del cine, mejor director. Y Michael Fassbender, como ya pasara en Venecia, mejor actor. En este caso, tiene que compartir el premio con August Diehl, de Si no nosotros, ¿quién?, que no está nada mal en su papel de joven izquierdista alemán hijo de un escritor nazi. Esta misma obra se ha llevado el Giraldillo de Plata a la segunda mejor película, sin mercerlo tampoco demasiado, aunque desde luego está muy por encima de la comedia noruega ganadora.

Estaba cantado que la mejor actriz iba a ser Nadehhda Markina por su portentosa actuación en Elena, película que yo en mi inocencia pensé que se haría con el premio principal. Lo que nadie se esperaba es que iba a tener que sujetar el premio conjuntamente con Bien de Moor, la entregada protagonista de la perversa Code Blue, una de las decepciones del festival para quien esto firma. El Premio Especial del Jurado ha sido como era previsible para Lech Majewski y su El molino del tiempo, una película con excusa artística pero que desaprovecha parte de su potencial.

El cine español, más seleccionado que nunca, no rasca nada de nada. Lo peor del palmarés es que había donde elegir. El ingenio de Alps y Holidays by the sea y la maravillosa Mercado de futuros, para otros jurados que las sepan apreciar.

No es este el primero ni será el último palmarés elegido sin demasiado (o sin ningún) acierto. No debe ser parte de la penitencia de este festival, que en los próximos meses sospecho que por desgracia va a sufrir unos cuantos terremotos. Lo único que deseo es que dentro de un año podamos volver a disfrutar de películas como Attenberg, El Havre o The artist y de la presencia de gente como Nikita Mikhalkov o Mercedes Álvarez. Repito, nos lo merecemos.

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