Domingo, 16 de marzo de 2008
CrÃtica: La ventana indiscreta
Título original: Rear Window
Director: Alfred Hitchcock
Año: 1954
Género: Suspense
Guión: John Michael Hayes, basado en una historia de Cornell Woolrich
Intérpretes: James Stewart, Grace Kelly, Wendell Corey, Thelma Ritter
La que es sin duda una de las mayores obras del cineasta inglés es uno de esos films que también son imperecederos. Rodada en 1954, resulta de hecho cada vez más moderna gracias al manejo magistral de una serie de recursos cinematográficos básicos en un suspense que, bajo su aparente simpleza, constituye en realidad un resorte de altura que sirve para teorizar acerca de la propia naturaleza del fenómeno cinematográfico.
L. B. Jefferies (James Stewart) en un prestigioso fotógrafo de aventura que se halla recluído en su apartamento neoyorkino a causa de la rotura de una pierna. Para entretenerse, comienza a mirar y espiar a sus vecinos de enfrente, hasta que llega a estar convencido del asesinato de una de sus vecinas a manos de su marido. Jeff, con la ayuda de su novia Lisa (Grace Kelly), emprenderán una investigación por su cuenta que culminará en un desenlace de altura.
Hitchcock se sirve de un espacio, un tiempo y una acción verdaderamente limitadas, pero se crece con ellas. Al igual que en el casi remake Disturbia, cuanto menos recursos se emplean mejor es el resultado: un único escenario, un único culpable, pocos personajes y tan sólo una historia de amor como subtrama (en ocasiones tanto o más importante que la trama criminal central) sirven de base a una película que tiene como verdadero núcleo el propio espectáculo cinematográfico. El sentido del humor brilla continuamente gracias a la ironía del director y al entendimiento de la fórmula de unos actores en estado de gracia.
El simbolismo de las habitaciones que el personaje interpretado por James Stewart observa, espiando a través de su ventana las vidas de otros (vidas enmarcadas por grandes ventanales que casi son en sí mismas otras pantallas de cine), parecen representar historias de los más variados géneros, desde la comedia al drama, pasando por el suspense, a las que la mirada de Stewart da todo el significado siguiendo los postulados del montaje de Kulechov. Así, Stewart sonríe ante los episodios divertidos de algunos, observa con lujuria las acciones de la bailarina, y se alarma ante el posíble asesinato de otros, todo ello reforzado por la música de su pianista del piso adyacente.
La vecina solitaria, el asesino, la bailarina, el matrimonio del perro… son miradas por el fotógrafo para permitirle dotar de significado a su propia vida, de sustento a su existencia. Es el espectador como voyeur, elemento que parece quererse aplicar a la situación del espectador cinematográfico, al que Hitchcock hace el guiño descomunal de hacerle ver a otro que en ese momento está haciendo lo mismo.
Todas ellas se articulan a través de una única idea, el amor en sus diferentes variedades, amor que Jefferies parece querer ignorar en la persona de Lisa, una Grace Kelly que se adueña de la pantalla cada vez que aparece. Por si queda alguna duda, La ventana indiscreta se trata además de un espectáculo cinematográfico admirable.
Comentarios
6 de mayo de 2008 - 1:39 pm
[...] en este tÃtulo que forma parte de esa trilogÃa de oro que incluye ‘Los pájaros’ y ‘La ventana indiscreta’. El manierismo visual de su director materializó a la perfección un clásico nada clásico, cine [...]
9 de julio de 2008 - 7:32 pm
[...] Vértigo 2. Los pájaros 3. Psicosis 4. La ventana indiscreta 5. Rebeca 6. Recuerda 7. Crimen Perfecto 8. Extraños en un tren 9. Con la muerte en los talones [...]