Foto extraída de About:Blank

¡Huala! Pues qué bien, ¿no? Es bueno que haya alguien que te quiera y que de cuando en cuando, despierte en tu interior esa autoestima que siempre ha de ser despertada por otros, y no por uno mismo, porque amigos, esto es España y como se te ocurra decir que te ves bien, siempre habrá alguien que ponga en duda que eso sea así… y después se lo dirá a otro, y éste a otro más y al final… ese optimismo con el que te has levantado se convierte en una visita a urgencias porque te has visto un lunar que bien podría ser un cáncer de piel galopante, o que el flequillo que no te ha quedado hoy como ayer, se convierta en el aviso de una alopecia descomunal con la que moriría de un infarto el mismísimo Yeti.

Lo que sí que es un hecho, es que ¡Jesús te quiere!

Y en Semana Santa, te va a querer hasta atragantarte o hasta que saque de tu interior ese cristiano que no habías visto desde el bautizo, porque un servidor no hizo la primera comunión y a la hora de desposarse, optó por el método civil, que es muchísimo más divertido y en el cual te dan un número y una hora, y ves cómo otras parejas se casan esa misma mañana en un intento de simular una boda Elvis en las Vegas, o de batir un nuevo récord de los Guinness como el de reunir a todas las Pilares de Zaragoza en la Plaza del Pilar, ¿dónde si no?

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En los años 80 fue cuando se estrenó una de esas series televisivas, que atornillaron a millones de espectadores en todo el planeta. Como ya he contado en otros artículos, las décadas de los 70 y 80 fueron años gloriosos para el fenómeno OVNI, y en 1983 se estrenó V una miniserie que narraba la llegada a nuestro planeta de un convoy alienígena en plan buen rollito y con buenas intenciones para la humanidad, pero que pronto se descubre que los visitantes, que así se les denominaba a estos alienígenas, eran repulsivos lagartos disfrazados con aspecto humano, adictos a comerse ratas y hámsters como aperitivo, antes de comenzar a recolectar humanos para sus despensas.

El terror que produjo esta serie a nivel mundial, porque hay que decir que para la época, los efectos de las naves espaciales o de las prótesis de lagartos que tenían los aliens eran bastante impresionantes, causaron más de un jamacuco y pesadillas infantiles varias durante semanas… pero como sarna con gusto no pica, ahí que nos enganchó la serie en la que un puñado de hombres y mujeres llamados La Resistencia, iban a poner firmes a más de un lagarto del espacio exterior a base de tiros, lanzacohetes y sopapos a dos manos, porque las peleas cuerpo a cuerpo también estaban a la orden del día. ¡Sí señor!

Quiero recordar a modo de tributo a esa actriz completamente desconocida llamada Jane Badler, que interpretaba el personaje de Diana, la jefa suprema de los aliens invasores, que en su camarote privado de la nave nodriza descoyuntaba la mandíbula hasta lo imposible para tragarse enteritas a las ratas sin decir ni pío, ni soltar un eructo. ¡Qué diabólicamente mala era esa mujer! ¡Pero bien que la imitábamos cuando comprábamos a la salida del colegio o el instituto, nuestra recreación en caramelo de goma (y a cinco pesetas de la época) una de aquellas ratas de diferentes colores y todas del mismo sabor. Las blancas siempre se pegaban al paladar.

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Hace unas semanas se me cruzaron los cables y creí interesante hacer un paseo por la oscura vida de Edgar Alan Poe (que podéis leer aquí y aquí).

Ahora, a pocos días del estreno de una nueva versión de la leyenda urbana de Sweeny Todd, bajo el prisma cinematográfico de Tim Burton, me dio uno de esos momentos de flash back donde oyes los pizzicatos de un arpa (y es que en mis flash backs personales no oigo arpegios o acordes, sino pizzicatos), y recordé que hace muchos años le rondaba por la cabeza a Tim Burton el rodar una película sobre Edgar Allan Poe.

Sin duda, Tim Burton podría hacer una auténtica obra maestra sobre la vida del poeta, pero como bien dijo en su reciente rueda de prensa en Madrid, se había desentendido del proyecto. Una lástima…

Pero Poe es un personaje que sigue siendo interesante desde todos los puntos de vista. Desde llevar a la pantalla su vida, a cualquiera de sus lúgubres relatos de insana realidad… y es aquí donde, investigando, descubro que no será una, sino dos las versiones que pronto veremos sobre la vida de Edgar Alan Poe.

La primera se estrenará el 23 de Octubre y se titulará Poe, en la que además de contar la vida del autor, interpretado en off por Hugh Dancy (a quien veremos este 8 de Febrero en The Jane Austen Book Club), y que no será otra cosa que un recopilatorio de cinco de sus historias, como la de El Gato Negro, interpretada por Dianne Wiest y Alfred Molina.

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En el artículo anterior nos habíamos detenido en el Desierto de Thar, en el año 1985, cuando alguien fotografió a dos extraños objetos voladores, definidos como OVNIs, pese a que no entraban dentro de los cánones de un OVNI normal. Aquellos aparatos que volaban dejando tras de sí una nube gaseosa eran realmente extraños. Nuestra memoria fotográfica hubiera dicho nada más verlos: “¡Ey, qué zeppelines más raros!”, pero tampoco se trataban de zeppelines al uso, a menos que saliera de la imaginación de Julio Verne o de uno de esos prototipos de Leonardo Da Vinci.

En Pakistán se dispararon las alarmas. India y Pakistan estaban en un momento tenso, para encima descubrir que los hindúes poseían aparatos raros, posiblemente máquinas de guerra aéreas con las que atacarles. En los EEUU el revuelo atrajo la atención de los servicios de inteligencia, provocando que se interesaran de inmediato por la noticia, mientras que en la India reconocieron aquellas formas. Dos objetos completamente anacrónicos y que aún así, allí estaban. Eran dos vimanas. Los carros voladores de los Dioses. Unos “trastos” ancestrales y casi mitológicos que se habían visto volando en pleno siglo XX.

Ahora es cuando hemos de remontarnos en el tiempo 4.000 años. Haremos un poco de Indiana Jones para descubrir qué eran esos ingenios voladores. Para empezar, hemos de desempolvar antiguos textos sánscritos, en los que hace referencia a estos carros voladores de los dioses, los vimana, catalogados en cuatro modelos básicos: el sakuna, el rukma, el tripura y el sundara.

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Internet esta que hierve con el lanzamiento del MacBook Air, pero su presentación tuvo algo de cinematográfico: la actuación de Randy Newman, laureado y peculiar compositor que ha puesto música a muchas de las películas de Pixar (donde Steve Jobs es accionista mayoritario). Vamos a conocerlo mejor.

Compositor con 37 años de carrera a su espalda, Randy Newman procede de una familia de compositores como lo son sus primos: Thomas Newman (que le supera en talento), Joel Newman, María Newman y David Newman y a su vez, es sobrino de otros compositores: el maravilloso Alfred Newman, Emil Newman y Lionel Newman.

Nacido en Nueva Orleáns y fue hijo de un psicólogo de Hollywood y compositor de canciones ocasional llamado Irving Newman, la música negra siempre ha sido un leitmotiv que le ha acompañado en sus scores así como en aquellas canciones para diferentes películas (y es aquí donde ocurre que le tenga algo de manía a este señor), en las que él mismo las interpreta con una voz rasgada y de blues como cualquier hijo de Nueva Orleáns. También ha participado trabajando para o haciendo cobres para cantantes como Joe Cocker o el incombustible Tom Jones.

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Podría decirse que es como poco extraño que en estos años de tecnología avanzada, en el que ser humano más pequeño posee un móvil de última generación 3G con potentísima cámara fotográfica, preparada para los movimientos más bruscos o para los entornos más oscuros, además de la opción de grabar en vídeo, que no tengamos un Encuentro en la Tercera Fase como debe ser. Esto es: bien documentado, con fotos en calidad de 6 mega pixels, o un vídeo imposible de trucar (porque está grabado con la cámara del móvil), en el que veamos un globo de luz que se detiene en una carretera solitaria, o en el tejado de la casa de enfrente, del que sale algo parecido a una forma humanoide que se arranque por peteneras con un “Klaatu Barada Nikto”.

Es EXTRAÑO que no tengamos un buen documento gráfico de ese acontecimiento, que sería la portada en todos los diarios nacionales y en los informativos televisivos, que nos devolviera aquella “fiebre” por los OVNIS, tan en boga durante los años 70 y 80.

Podría definirme como una persona de lo más incrédula, o como diría Alaska: “Yo solo creo en lo que veo”, pero sigo con las dudas de si existen hombrecillos de otros planetas que se dejan caer por este país (y resto del mundo), a vaya usted a saber qué, pese a haberlos visto allá por los años 80. Sí, no has leído mal. En realidad no fue uno, sino dos OVNIS y en años consecutivos, de los que estos ojitos fueron testigos. En una de esas ocasiones, con varios testigos. Pero mejor no dar la noticia a bombo y platillo (volante), no sea que le tomen a uno por descerebrado (más aún), me inflen a pastillas y termine recluido en una habitación de 2X2 pintando cosas en las paredes o haciendo melodías con cinco notas para sordomudos, como François Truffaut en 1977.

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(… continuación de la primera parte)

Al poco tiempo, su madrastra falleció de tuberculosis (al igual que su madre biológica), y volvió a hundirse en su oscuridad, regresó a su casa y se reconcilió, aunque sólo momentáneamente con su padrastro, al que le prometió ingresar en la academia militar de West Point. El ejército siempre le atrajo. Corría el año 1831, y la relación entre padre e hijo nunca fue buena, así que gracias a las influencias de su padre, consiguió entrar en la academia, aunque Edgar hizo lo imposible para que un año más tarde le expulsaran de West Point, de la que marchó con el pesado capote de cadete, que le acompañaría el resto de su vida.

De ahí se trasladó a Baltimore. Se fue a vivir con su tía Clemm, y fue en Baltimore donde se enamoró perdidamente de quien años más tarde sería su esposa, Virginia, su prima.

En 1832 trabajó en varios periódicos publicando relatos y ocupando cargos importantes, pero no fue hasta un año después, 1833, cuando el mundo conoció por fin al escritor que era Edgar Alan Poe. Participando en un concurso del periódico Messenger, consiguió ganar el primer premio con su relato Manuscrito Hallado en una Botella.

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Como cada año, algún guionista en alguna parte del Mundo cree descubrir la piedra filosofal cuando echa mano a una vieja edición de los relatos cortos de Edgar Alan Poe, en busca de inspiración en esos momentos denominados de “bloqueo del escritor”. Pese a que parezca una frase hecha, o una leyenda urbana para mostrar el sufrimiento y el dolor que se puede llegar a vivir en el mundo de la escritura al llegar a un callejón sin salida, ese bloqueo existe en realidad y es por antonomasia, el Hombre del Saco para cualquiera de ellos. Un muro de ladrillos rojos que se alza impresionante desde la tierra, hasta donde alcanza la vista… mires donde mires.

Poe es un recuso muy efectivo en esos momentos. No quiero decir con esto que ayude al escritor a salir del bloqueo, pero sí sirve para transportarte a otra realidad, a otras vidas que pese a estar a épocas de distancia de la nuestra, tienden sus hilos de seda hacia nosotros hasta atarnos y comprobamos, con el corazón congelado durante una milésima de segundo que se antoja eterno, que aquello que funcionó en el pasado también es parte de nuestra esencia. El terror.

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En el anterior repaso a los blockbusters que nos llegarán en 2008, nos habíamos detenido en los meses de verano, meses que como bien sabemos es donde se estrenan los productos de peso y cargas de profundidad… importándoles a las productoras y distribuidoras un pimiento que estemos en la playa, en la montaña o haciendo un crucero por el báltico, ya que saben que si no las vemos en verano, esas películas aguantarán lo justo en las carteleras de nuestros cines a nuestra vuelta en el mes de Septiembre…

Otros, que bien o son más listos o el cupo veraniego está completo, aguardan a Septiembre para estrenar sus producciones como es el caso de Hellboy II: The Golden Army de Guillermo del Toro.

Dejando a un lado que la primera parte me pareció una auténtica cagada de película (lo de la negra y los gatitos en el metro es que no tiene perdón de Dios), Guillermo del Toro apuesta por más de lo mismo, con mejores efectos especiales y con más toques gores, aunque la película posea una calificación “para todos los públicos” con encefalograma plano.

Vale que del Toro cuide más el reparto, pero sólo un poco, no lo flipéis ni esperéis ver en pantalla a primeras estrellas hollywoodenses. Y es que parece mentira que un director como del Toro, tenga en su filmografía JOYAS del cine fantástico como Mimic, Cronos, o más recientemente El Laberinto del Fauno, y que las intercale con otros trabajos de menor calidad y guión-desastre como El Espinazo del Diablo (con tres historias que no cuajan ni echándoles un quefir del tamaño del pulgar de King Kong) o Hellboy y su infantiloide guión.

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2007 no ha sido un año de blockbusters… aunque en el país de los ciegos, el tuerto es el rey y por ello SpiderMan 3 arrasó pese a tener el guión más infecto de las tres entregas. 2008… ya es otro cantar, y se vislumbra la luz al final del túnel además de un desplome en nuestras carteras sólo comparable con el Dow Jones si es que pretendemos ver todo lo que se estrenará, más de una vez.

Halloween el remake-redux-precuela o como quieran llamarlo dirigido por Rob Zombie es la primera que llegará a nuestros cines y cuando veáis su póster…. ¡Corred, insensatos, corred! Pero en dirección opuesta al cine. ¿Una película de Halloween en Enero? ¡Es como ver Qué Bello es Vivir en pleno Agosto! Y si encima la película es mala, unos euros que nos ahorramos.

Aliens vs Predator: Réquiem es un subproducto dirigido por los hermanos Strause (Colin y Greg), que nació gracias a que el hijo de un directivo de 20th Century Fox (John Davis) le encantó la primera y no paró de dar la brasa en casa (y a todas horas), hasta que su padre dio luz verde al proyecto de una segunda parte. La película promete ser Valencia en Fallas, con grandes dosis de gore y una espantosa banda sonora de Bryan Tyler, que se ha limitado a copy & paste los dos scores de Depredador más los cuatro de la saga Alien. ¿A qué suena? Pues a botellón en plena mascletà valenciana.

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