Crítica: ‘Tokarev’, con Nicolas Cage

Nicolas Cage obtiene su particular odisea de venganza en ‘Tokarev’, un irregular thriller de acción que supone la carta de presentación de Paco Cabezas en el cine internacional.

Tokarev supone la entrada del español Paco Cabezas, director del thriller ‘Carne de neón’ y el filme de terror ‘Aparecidos’, en un cine con un auténtico potencial de distribución internacional. Con una estrella en horas bajas, Nicolas Cage, y un argumento que podríamos encuadrar sin miedo en el del género o la serie B, con padre vengador de por medio, ‘Tokarev’ se apunta al carro del de las ‘Venganzas’ de Besson y Liam Neeson, si bien sumando a la ecuación un reverso tenebroso que va más allá de la violencia explícita de sus imágenes.

Lo mejor de la película es su sinceridad y el equilibrio entre intenciones y resultados. No obstante, se podría decir que el frenazo cañí y la adopción de una estética menos agitada que en ‘Carne de neón’, parece haber repercutido en el pulso de la película de manera inversamente proporcional. A nivel de currículum o industrial, se trata de un paso adelante razonable y prometedor, con el director sevillano prometiéndonos un futuro repleto de horas de entretenimiento sin cortapisas dentro o fuera de nuestras fronteras, pero los resultados no son redondos.

Cabezas se pone serio pero tiene un guión entre manos que tarda una eternidad en arrancar, que insiste en explicarnos cosas que ya sabemos, y que en definitiva necesitaría una buena labor de revisión y ajuste. A ‘Tokarev’, más allá de sus convencionalismos, le falla el pulso en su primera mitad, realmente desangelada, aunque más allá de sus primeros cuarenta y cinco minutos empezamos a ver resultados. Es entonces cuando la más que correcta acción rodada por su director se desata y el antihéroe interpretado por el cada vez más imposible Nicolas Cage lleva su venganza hasta el extremo. Cabezas consigue levantar la película como una simpática serie B a pesar de los pesares.

Pero hasta ese momento, ‘Tokarev’ navega un tanto perdida entre citas que parece extraídas de otros largometrajes de su estrella (como en ‘Asesinato en 8 mm’: la esposa de Paulie pidiéndole expresamente que haga “lo que sea necesario”), conversaciones sobre la redención y el pasado (he perdido la cuenta de las veces que Cage ha interpretado a un delincuente reformado) y un puñado de tiroteos tan injustificados como, eso sí, estimulantes. La película podría funcionar como el reverso tenebroso de Cage, el broche de oro oscuro a su faceta de héroe cinematográfico: la rabia que despliega su personaje, Paulie, se revela como el verdadero detonante de los acontecimientos del tercer acto, que son -entiendo- el verdadero meollo de la cuestión más allá del secuestro de la joven. Se trata de una apuesta verdaderamente interesante que no se ha sabido traducir del todo bien, pero que justifica la existencia de un largometraje como ‘Tokarev’.